La energía solar térmica no convierte la energía solar en electricidad como lo hacen los sistemas fotovoltaicos, sino en calor que se puede utilizar para producir agua caliente sanitaria y para apoyar el sistema de calefacción.
En el techo se instalan filas de tubos colectores solares llenos de un fluido colector solar, que es principalmente una mezcla de agua y propilenglicol. El tamaño de la superficie depende, entre otras cosas, del número de personas que viven en el hogar. El fluido solar absorbe la energía solar hasta que se calienta lo suficiente y la transfiere a través de un intercambiador de calor a un tanque intermedio dentro del sistema térmico solar. Luego, el fluido solar se enfría, se bombea de regreso a los colectores solares y completa el ciclo.
El tanque de almacenamiento solar dentro del sistema solar térmico puede suministrar calor a la casa incluso cuando el sol no brilla. Sin embargo, durante el invierno no hay suficiente energía solar disponible, por lo que la energía solar térmica se suele utilizar para complementar otros calentadores de agua y sistemas de calefacción o en propiedades de uso estacional. La energía solar térmica en la casa está generosamente subvencionada por el gobierno (no se aplica a las casas de vacaciones, etc.).